Para nadie es un secreto que en La Guajira tenemos uno de los índices más altos de pobreza y de necesidades básicas insatisfechas del país y ese fenómeno, es histórico, sistemático y recurrente. Llevo años insistiendo y me he cansado de decirlo que para darle solución tenemos que empezar a evaluar las causas profundas que lo originan y en consecuencia generar soluciones de fondo y de manera diferente a como lo hemos intentado hasta el momento.
Es hora de que empecemos por atacar los orígenes intrínsecos de la problemática, en el departamento de La Guajira encontramos la zona más septentrional, geográficamente especial y diversa conocida como la Alta Guajira; es allí donde se evidencian dichas altas tasas de necesidades y claro, ¿cómo no va a ocurrir eso? Si es un territorio desértico con clima árido, vientos alisios u precipitaciones ínfimas durante todo el año.
La Alta Guajira es un paraíso geográfico lleno de contradicciones y contrastes naturales, es un desierto con bellas playas que está totalmente desconectado del país y del mundo porque no tiene vías de comunicación, su economía que es informal está basada en la ganadería caprina, el turismo, la pesca, la explotación de la sal, entre otras, y su población es netamente indígena.
Un patrimonio cultural de la humanidad, del cual hemos logrado conservar sus costumbres ancestrales como la palabra, la lengua Wayuunaiki, las transacciones informales, el matriarcado y la ranchería. Sin más, es un pueblo único en el universo.
A todo lo anterior, le debemos sumar que allí tenemos una frontera entre Colombia y Venezuela porosa, invisible, inexistente para sus habitantes. En medio de las tristes realidades que sufren nuestros vecinos con la tiranía que los gobierna y que ha convertido a nuestro departamento en un refugio para los migrantes que llegan precisamente a la Alta Guajira.
Ese vasto territorio con esas necesidades y peculiaridades geográficas, culturales económicas y fronterizas, forma parte del municipio de Uribia, el más grande, diverso, especial y necesitado de Colombia con una extensión de 8.200 km2 y es justo ahí, donde empiezan los problemas, el extenso e ingobernable territorio, la población, sus necesidades, su dinámica especial que resulta ser el más alejado y desconectado de Colombia.
No es posible que solo un ente municipal pueda atender semejante reto administrativo, no es posible que un solo ente municipal con las limitaciones que de por sí tienen en nuestro país sea capaz de llevar la institucionalidad a la Alta Guajira, por la simple imposibilidad física, administrativa y financiera.
La división político administrativa que hoy existe no tiene como cubrir la vastedad geográfica que se le ha asignado con la poca infraestructura con la que cuenta el actual municipio de Uribia. Por lo tanto, considero que es hora de estudiar con atención la manera en cómo el Estado puede suplir las enormes necesidades de la Alta Guajira a través de las herramientas administrativas y políticas que contempla la Constitución Nacional.
Para ello, considero que debemos crear un municipio en esta zona que surja de dividir el territorio y la población de la actual Uribia, que en la realidad ha visto como sus capacidades son superadas por sus necesidades y la atención de los requerimientos básicos de sus habitantes, para que con autonomía política, administrativa y financiera tome sus propias decisiones y satisfaga las necesidades poblacionales insatisfechas y haga más visible su situación ante los gobiernos nacionales con quien siempre hemos tenido inconvenientes para generar planes especiales con soluciones suficientes y adecuadas.
Aquí no sirven las fórmulas generales porque las circunstancias son particulares. Por eso, le pido a la Asamblea Departamental de La Guajira liderada por el Partido de la U, que de manera inmediata estudie la posibilidad de que la Alta Guajira se convierta en un municipio. Ya ello ha ocurrido con anterioridad en el departamento, cuando El Molino, La Jagua y Urumita de separaron de Villanueva o cuando Albania se separó de Maicao, por ejemplo.
Creo que cumplimos con las condiciones, con el número de habitantes, con la extensión territorial, con la capacidad financiera y obviamente creo firmemente en que también contaría con el apoyo popular para que la iniciativa sea refrendada por el pueblo.